26/05/2025 VÍA VERDE SANTANDER - MEDITERRÁNEO 7ª Y ÚLTIMA ETAPA


26 de mayo 2025
7ª y última etapa etapa: Aniñón - Zaragoza
126 km
756 metros de acumulado
7:08 horas de pedaleo efectivo
He pasado bastante calor esta noche, a las 7:00 empezamos a mover, (parecemos pollos sin cabeza dando mil vueltas hasta que lo tenemos todo más o menos dispuesto), para estar a las 8:00 h. desayunando lo típico: café y tostada de mantequilla y mermelada, después vamos a buscar las bicis, aprovechamos para meter más presión a las ruedas porque hoy toca mucha carretera, están previstos 100 km aunque solamente 200 m. de acumulado, (como siempre las previsiones se irán a hacer puñetas).
Nos hacemos una foto en la puerta del albergue y salimos en un pronunciadísimo descenso hasta llegar a la parte baja del pueblo donde empieza el primer dilema del día (no llevamos ni un kilómetro), el track no está claro y mientras decidimos hacia donde tirar, Juan Carlos se lía la manta a la cabeza y con el razonamiento de que el agua va siempre para abajo y como nosotros también tenemos que descender, se lanza por un camino por el que tenemos que cruzar varias veces el riachuelo y que finalmente desemboca en unos campos de labor, media vuelta y cuesta arriba hasta llegar finalmente a la carretera con un importante calentón a esa temprana hora (al fina 3 km por la puta cara).
Salimos a la N-234 con mucho tráfico pesado y apenas recorridos 6 km, tomamos lo que será el último tramo de la Vía Verde también de esa misma longitud, como anécdota, decir que el último tramo cerca de Calatayud va paralelo a la carretera y muy cercano a ella, pues veo a dos trabajadores del Ministerio de Fomento que están trabajando y resulta que uno de ellos fue compañero mío, me paro a saludarlo pero evidentemente no me reconoce hasta que me quito las gafas y le empiezo a hablar, lo último que se se puede imaginar es que un compañero jubilado iría viajando en bici con alforjas desde Santander.
Dejamos Calatayud a un lado y tomamos la Z-384 para recorrer las hoces del río Jalón por una estrecha carretera de perfecto firme, no había estado nunca por estos lugares, pero vale la pena recorrerlos aunque sea en coche, es un placer rodar entre altas paredes, al lado del río, lleno de huertos y vegetación, una auténtica delicia, además en bajada y con sombra, perooooooooooo………., ¡exactamente!: “La felicidad es efímera”, así que nos damos de bruces con el puerto de Embid de apenas 4 km, con desniveles que llegan al 7%, pero que se hace pestoso de verdad por el calor y la “tostada” que vamos acumulando.
Veo un caminante por la orilla de la carretera, voy subiendo con más pena que gloria, Leo decide echar pie a tierra, yo en bici y el caminante que cada vez se aleja más, aprieto un poco pero no logro recortar distancia, al final cerca de coronar, echa a correr y lo hace antes que Ivo y José Antonio que iban por delante, (para que veáis la velocidad vertiginosa con que subíamos).
Reagrupamos arriba, Leo casi llega a la vez que yo, bajamos pulsaciones, un trago y seguimos (en la bajada cogemos al chaval de la subida), atravesamos Embid y llegamos a Sabiñán donde nos hacemos una foto en el cartel de entrada a la localidad para mandársela a Joaquín Joven que está pedaleando por tierras de la Ruta de la Plata con otros compañeros del Club Ciclista Ebro.
Luego por terreno conocido por ser recorrido habitual de la Vícora, pasamos por Morés y Purroy hasta Morata de Jalón, donde hacemos una parada obligada porque llevamos ya 50 km. desde la salida sin parar.
El del bar no tiene muchas ganas de complicarse la vida (dan mala gana), dice que no nos puede dar nada de comer, su mujer es mucho más amable y dispuesta y nos dice que nos puede hace unos bocadillos pero no de cocina, así que agradeciéndoselo nos comemos unos mini-bocatas de atún y chorizo (es lo que hay), cocacolas y cafés y arreando.
Casi no me hace provecho el bocadillo pensando en lo que viene a continuación que es conocido por muchos de vosotros, nada más salir del bar, la carretera se empina y te esperan 3 km, que se van endureciendo a medida que transcurren, llegas a la rotonda que separa las carreteras de Santa Cruz de Grío (A-2302), y la antigua N-II que para evitar el embalse de Mularroya, da un rodeo y te vuelve a subir de nuevo con buenos rampones, coronamos de uno en uno y con distancia (cada cual lleva el ritmo que le parece), en el alto aprovecho para tomar un gel porque todavía queda mucho que pedalear.
El descenso a la Almunia es un merecido descanso, el firme es excelente, no hay apenas tráfico y se coge mucha velocidad al ir tan cargados, como se va acercando la hora de comer, Juan Carlos propone llamar al “Capri” de Longares para reservar, como no puede ser de otra manera, todos aceptamos de buen grado.
Ahora cogemos una pista que según J.C. está asfaltada hasta Alfamén y así es en su primer tramo, para después transformarse en una pista mala, con rodadas, pedregosa y muy desagradable de ciclar entre cerezos (no podemos resistir la tentación y paramos a probarlas pero aún no están maduras) y campos de cereal, decir que desde que se sale de la Almunia, el terreno va picando imperceptiblemente hacia arriba, y en los 22 km. que nos separan hasta Longares, subes 170 m.
Llegamos a Alfamén donde ya están cosechando, y decidimos hacer unos pocos kilómetros más por la Virgen de Lagunas para evitar los repechos de la carretera habitual, hace mucho calor y José Antonio va tocado, el ritmo que llevamos es bastante cansino porque ha nadie le sobra nada.
Por fin en Longares, una cerveza para hidratar mientras nos preparan la mesa, comemos excelentemente tanto en calidad y cantidad, como en precio (sitio totalmente recomendable), no apetece nada, nada, nada, salir al exterior para enfrentarnos a los últimos 35 k. de esta aventura.
Hace bastante calor aunque no sofocante, el viento es molesto pero entre J.C. y yo hacemos el trabajo, la verdad es que el descanso se ha notado y después de tantos días, rodar en un terreno favorable y súper conocido, nos resulta casi “cómodo”, no obstante, la etapa final ha sido enormemente dura con 126 km y 756 m. de acumulado (26 km más de los previstos y 550 m. más de acumulado) con más de 7 horas encima de la bici, sumado a los días que llevamos acarreando peso, km y desnivel.
En el cartel de entrada a Zaragoza en la rotonda de Valdespartera, paramos para hacer una foto que inmortalice el momento en que damos por terminado “oficialmente” el tramo de la Vía Verde Santander – Mediterráneo, (la foto nos la hace un ciclista amigo de Juan Carlos que pasaba en esos momentos por allí), luego Ivo nos invita a una jarra de cerveza al lado del Rogelios, invitación a la que no le ponemos ningún inconveniente como podéis imaginar.
Brindamos por haber terminado el reto sin ningún contratiempo de importancia (los despistes, averías y penurias habituales de un viaje de estas características), también se sacan experiencias nuevas y se aprendes de errores para próximos viajes.
Nos despedimos y cada mochuelo a su olivo, todavía tengo que atravesar la ciudad, pero lo disfruto de manera intensa, llego a casa cerca de las siete de la tarde (12 h. desde que me he levantado esta mañana en Aniñón), muy satisfecho y contento de como a transcurrido esta aventura, y con la cabeza puesta en la siguiente.
Espero no haberos aburrido demasiado.
Como siempre, las fotos en la galería de la página Web: https://www.clubciclistaebro.com/nova/