21/05/2025 VÍA VERDE SANTANDER - MEDITERRÁNEO 2ª ETAPA

VÍA VERDE SANTANDER - MEDITERRÁNEO  2ª ETAPA
VÍA VERDE SANTANDER - MEDITERRÁNEO  2ª ETAPA

21 de mayo 2025

2ª etapa: Cilleruelo de Bezana – Oña
75 km
274 metros de acumulado
4:37 horas de pedaleo efectivo


A los acordes de “Ese toro enamorado de la luna” que lleva Juan Carlos como melodía de despertador y que nos acompañará estos días empieza la jornada, he dormido “regular”, desayuno normalito de café con leche/cruasán.
Igual que sucedió ayer, el track que cargué en el Garmin no funciona, no llega a cargar la ruta y me dice continuamente que haga un cambio de sentido, el resto no lo lleva así que sólo podemos fiarnos de José Antonio (estas cosas hay que tenerlas en cuenta para próximos recorridos).
Tomamos la Bu-V-5612 durante aprox 11 km. los primeros tramos son en bajada y hace bastante fresco/frío, es muy agradable circular a esas hora temprana, sin apenas tráfico y con buen firme, en un día espectacular.
De repente José Antonio nos dice que el track le manda por entre unas casas en gran pendiente, con piso fatal y pareciendo ir a ninguna parte pero aparecemos en la Vía Verde, excelentemente señalizada y perfecta de piso.
Decir que la Vía Verde empieza propiamente dicha en la boca sur del túnel de la Engaña, (unos 7 km antes de donde hemos salido), en ese momento no sabíamos la distancia al túnel, de haberlo tenido claro igual hubiéramos hecho ese tramo para empezar desde el km. 0.
Estamos felices de dejar las carreteras y los coches, vamos disfrutando de rodar tranquilos, en soledad, sin cuestas y por fin por el trazado ferroviario en la comarca de las “Merindades”.
La primera parada es Puentedey para visitar y hacer fotos al gran arco natural sobre el río Nela de 70 metros de largo y más de 15 de alto, en principio íbamos a acercarnos a “Ojo Guareña”, pero estaba a 11 km. que sumados a los de vuelta se nos iba del horario.
Emprendemos de nuevo a marcha y llegamos a la estación de Villarcayo, aprovechamos para las “meadicas”, comer una barrita y hacer unas fotos con una antigua y enorme locomotora de vapor abandonada (vemos a los primeros ciclistas del trayecto, pero parecen gente de la zona haciendo su salida matutina), seguimos y por un error (bendito error), nos salimos de la vía en la localidad de Medina de Pomar, ya que estamos, nos dedicamos a recorrerla y la primera parada es el Monasterio de Santa Clara, visitamos el silencioso y bonito patio, (las visitas guiadas están fuera de nuestro alcance por el tiempo que ocupan) hacemos unas fotos y seguimos pedaleando tranquilamente, disfrutando como niños cuando Leo suelta una de sus frases lapidarias: “La felicidad es efímera”, (frase a la que le sacaremos bastante partido estos próximos días) dicho y hecho, al doblar una calle y de manera abrupta nos encontramos con rampones de más del 10% que nos hacen meter “todo” y se nos va la alegría de golpe, (entre las risas de todos y los porcentajes, casi no subimos), por fin llegamos a un descomunal edificio que tiene como nombre “El Alcázar de los Condestables”, nos limitamos como en el caso anterior a visitarlo por fuera y a fotografiarnos (Juan Carlos y yo aún preguntamos por el tiempo de la visita que era de 45 minutos).
Aprovechamos para reponer fuerzas en un bar, el dueño nos explica que es un pueblo en el que tienen una segunda residencia miles de vascos, esto quintuplica su población que de 6.000 habitantes empadronados llega en momentos concretos del estío a rozar o sobrepasar los 30.000 en su inmensa mayoría del País Vasco.
Continuamos la marcha y esta vez nos desviamos en Trespaderne para hacer una visita “tonta”, subimos y bajamos sin nada de interés, apenas el puente medieval que da acceso al pueblo y en el que paramos para hacer alguna foto, en estas, José Antonio se acuerda de que cerca hay unas cuevas que aunque están fuera de la ruta de la Vía Verde le parecen dignas de visitar, así que siguiendo el track y tomando la N-629 (con un curioso efecto óptico que parece que estás bajando cuando en realidad subes) y apenas a 3 km de la Vía, llegamos a las cuevas de “Los Portugueses” en la misma orilla de la carretera.
Se trata de un complejo eremítico excavado en la tierra, se cree que este conjunto de cuevas fue excavado entre los siglos VIII y IX y su función era servir de lugar de oración y vivienda a los monjes que se retiraban en la Edad Media para rezar y hacer penitencia.
A principios del siglo XX, se construyó el canal que va paralelo a la carretera hasta la central hidroeléctrica de Trespaderne, había un buen número de trabajadores en dicha construcción, principalmente portugueses que utilizaron el eremitorio como habitáculo mientras duraron las obras.
Después de la visita retrocedemos para volver a la Vía Verde y atravesar el espectacular desfiladero de la “Horadada”, nos cruzamos con una solitaria ciclista cargada hasta los topes en sentido contrario y donde vemos los primeros túneles de todo el recorrido, todos con buen piso, muy anchos y el más largo iluminado a medida que lo vas recorriendo, para el resto tampoco es necesario llevar iluminación, el día se está poniendo feo y nos caen las primeras gotas, apretamos y llegamos a Oña sin mojarnos con 13 km más de los previstos.
Como es tarde, paramos en el primer bar que vemos en la carretera mismo, acertamos de pleno, menú económico, bien hecho y copioso por15 €, yo me preto unas judías rojas con todos sus sacramentos y conejo guisado de segundo (esta noche que sea lo que dios quiera…….), al salir Leo nota falta de presión en una rueda pero estamos a 500 metros del albergue, así que la hincha y ya tranquilamente después del descanso la reparará con la ayuda de Juan Carlos, (tiene un corte en la banda de rodadura y le ponen por dentro un trozo de cubierta).
El albergue está en la misma estación y aprovecha una edificio original de la infraestructura ferroviaria, es un lugar espacioso, sin lujos pero bien acondicionado y lo mejor es que es sólo para nosotros, tiene una gran sala a la entrada donde dejar las bicis sin problemas, con largas mesas para extender todo el estaribel que acarreamos, (parece mentira que luego nos quepa todo otra vez en las alforjas), sofás, t.v., un montón de enchufes para la tecnología, una gran cocina anexa con todo lo necesario para cocinar, frigorífico, etc., como dato curioso la calefacción está encendida, lo que llevará a un juego del gato y el ratón entre J. Antonio y J. Carlos (uno la apagaba y el otro la encendía).
La primera faena es ducharse (abundante agua caliente pero estrecho de narices, menos mal que soy el más pequeño), y luego algo que llevo bastante mal como es hacerse la cama, además son literas y siempre me toca la de arriba, todos en el mismo cuarto y con pocas anchuras, Juan Carlos, decide dormir en la sala de abajo en el amplio sofá.
El tiempo literalmente se nos escapa de las manos, tenemos un rato para visitar la pequeña pero monumental (declarada Conjunto Histórico) localidad burgalesa de apenas mil habitantes y situada en la comarca de la Bureba, donde destaca sobremanera el imponente monasterio de San Salvador.
El tiempo está empeorando y empieza a llover, decidimos comprar en un súper y aprovechar las instalaciones que nos ofrece el albergue para cenar tranquilamente: pan, unas latas, embutido y unas cervezas componen nuestra cena, mientras afuera está cayendo una buena aunque las previsiones para el día siguiente no son malas.
Seguidamente a dormir a ver que nos depara el día de mañana.